28 septiembre 2008

Soria, reelegido presidente
del PP DE CANARIAS
con el 94,6% de los votos



José Manuel Soria se volvió a llevar de calle a los 679 compromisarios que asistieron ayer al duodécimo congreso regional del Partido Popular (PP), con el respaldo del 94,6% de los delegados.

Cómodo sin haber tenido que pasar al final por un proceso de primarias, Soria desgranó por espacio de una hora su proyecto político al cual pidió «no fidelidad, sino lealtad, esto es, decir las cosas que se piensan aún con discrepancias, pero -puntualizó- dentro del partido». Protestó por que «las mínimas diferencias de pareceres en nuestro partido son descontadas en los mercados mediáticos como inmensas broncas y preludios de cismas que jamás se concretan en nada. En cambio cuando en otros se tienen auténticas batallas internas de quítate tú para ponerme yo -en una de las múltiples referencias al Partido Socialista-, esos mismos mercados lo consideran como la consecuencia lógica de la descomunal capacidad de la izquierda de lo que se denomina como rico debate interno».

Soria señaló taxativamente que «a partir de este congreso algunas cosas han de cambiar», en alusión a la necesidad de lavar los trapos sucios en casa. Escoltado por gran parte del aparato del partido en Madrid, declaró que «me presento porque quiero, créanme, nadie me obliga», en contraposición con la frustrada candidatura alternativa que representó en su día Pablo Matos, figurante en la primera fila.

El renovado presidente de los conservadores desafió a la nueva acusación que se le aparece en el horizonte, relacionada con el caso eólico. «Les presento un proyecto que rechaza el manoseo y la servidumbre que le sea propuesto por intereses particulares, que nada tienen que ver con el interés común -explicó-. Algunos grupos son ciertamente poderosos -advirtió-, y sus herramientas pueden crear incomodidades y quebraderos de cabeza, que sólo a veces, pueden tornarse en insoportales. Frente a ellos, les pido determinación, firmeza, altitud de miras y fuerza para no ceder jamás a pretensiones espúreas. Porque, por aparentemente insufribles que sean determinadas situaciones, nada hay más intolerable en la vida política que renunciar a lo que se piensa, por ceder al chantaje de quienes van más allá de su propia conveniencia; no lo he hecho nunca y en adelante, tampoco lo haré», proclamó.

El presidente del PP expresó, además, su deseo de constituir «verdaderos liderazgos territoriales» y la creación de una estructura orgánica «clara y fuerte».